ISABEL "La Católica"

ISABEL LA CATÓLICA




Desde niña quisieron casarla con Fernando de Aragon, aunque entre otros posibles maridos, también figuraban Alfonso V de Portugal, el príncipe Carlos de Viana,  el Duque de Berri-Guyena o el Maestre de Calatrava, don Pedro Girón. 

Su hermano Enrique, era apodado "Enrique IV, el impotente"

Aunque su matrimonio con Fernando de Aragon, fue pactado, se casaron en secreto y le conoció en persona pocos días antes. Con el paso de los años, se enamoraron.

Era una mujer pequeña, rechoncha, rubia y de ojos claros. Con ideas claras y muy segura.

Estuvo casada durante 36 años y tuvo 5 hijos.

Contribuyó al proyecto de Cristóbal Colón con algo más de un millón de maravedíes, sin tener que vender sus joyas para ello.

Siempre fue una mujer muy limpia y aseada. El mito de que olía mal, se debe a sus últimos días de vida, por el hedor que desprendían las úlceras que le produjo la enfermedad que la llevó a la muerte.

Fray Tomás de Torquemada fue su confesor personal. 

Gracias a su influencia como mujer fuerte y adelantada de su época, el juego de ajedrez cambió sus reglas y modificó el rol de la dama, en el más poderoso de todo el tablero.

Cuando Fernando mostraba interés en otra mujer, ella por celos, le pactaba un buen matrimonio con algún noble y le hacía regalos, para alejarla de la corte y de su marido.

Fue fiel a su marido y nunca tuvo un romance con Gonzalo Fernández de Córdoba.

Era una amorosa madre y buena ama de casa. Ella misma remendaba la ropa de su marido.

Por seguir una tradición de la época, debían asistir varios testigos a sus partos, y ella, para tapar su dolor y vergüenza (que no consideraba dignos de una monarca), cubría su cara con un velo.

Durante su segundo viaje a Cáceres, al ver ondear el pendón de la villa roto y deshilachado, ordenó que se lo hicieran llegar, junto con aguja e hilo, y ella misma lo remendó y añadió el castillo al bordado.

En 1491, junto a su marido, regularizó y autorizó "las casas del pecado" (los burdeles), obligando a las meretrices a vivir en zonas concretas, a vestir de un determinado modo para distinguirlas y a pasar revisiones médicas periódicas.

Se relaciona a Isabel la Católica con venenos, dadas las casuales muertes que le facilitaron llegar a la trono, aunque nunca ha podido probarse.

Detestaba el ajo y en una ocasión, sus cocineros trataron de camuflarlo con mucho perejil. Al darse cuenta dijo: "Venía el villano vestido de verde" y la frase se popularizó para detectar un mal o amenaza.

Cristóbal Colón le enviaba cartas de amor, a través de su ama de llaves.

Dejó escrito en su testamento, que su marido gobernase en Castilla tras su muerte, porque no veía capacitada a su hija Juana "La Loca" y no se fiaba de su yerno, Felipe "el Hermoso".