Fue bautizado con 16 nombres.
Entre su madre y varias nodrizas, le estuvieron amamantando hasta casi los 4 años de edad.
Con 16 años, dio una limosna de 12.000 escudos a un indigente que encontró en la puerta de una iglesia, ya que no pudo darle una joya de la corona.
Le llamaban “El Hechizado” por sus numerosas supersticiones, por rodearse de curanderos y por creer que su delicada salud, se debía a un embrujo o al demonio.
Cuando le dieron a Carlos II el retrato de su prometida (Mª Luisa de Orleans) se quedó enamorado de su belleza y se paseaba por palacio con el cuadro diciendo: ¡Mi reina! ¡Mi reina!
Creía que, no haberse despedido de su difunto padre, era la razón por la que no embarazaba a su esposa, y ordenó desenterrarle, para darle un beso en la frente. Realmente, era eyaculador precoz y no llegaba a penetrar, pero culpó a la reina de estéril y la envenenaron.
Con él (al no tener descendencia) terminó el reinado de los Austrias, dando paso a los Borbones.